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martes, 30 de septiembre de 2008

El Bibliotecario, según Terry Pratchett

En la saga del Mundodisco de Terry Pratchett, el Bibliotecario es un orangután, miembro del claustro de la Universidad Invisible, encargado de custodiar la Biblioteca de esta Universidad.

Antiguamente el bibliotecario era un mago al cual un accidente mágico que involucraba al "Octavo" (el más poderoso libro de magia del mundo) lo convirtió en simio. Los demás magos trataron de devolverlo a su forma original, pero fue imposible. Al final, llegaron a la conclusión de que sus esfuerzos eran en vano, ya que el Bibliotecario no quería ser devuelto a su forma humana. Y es que ser un simio tiene ventajas, como disponer de cuatro manos para poder trepar a las estanterías más altas o poder rascarse en público.
Odia que lo llamen mono, y seria capaz de arrancar algún apéndice importante a la persona que lo llamase así.
Es un gran amigo de Rincewind, de hecho él es la única persona que conoce su nombre "real", parte fundamental del hechizo para convertirlo en humano.
Es un gran conocedor del Espacio B, agente especial de la guardia de la ciudad y tiene la particularidad de que a pesar de todo su vocabulario se limita a la expresión "Oook", es muy fácil entender sus sabias palabras, además de ser el mejor organista de todo Mundodisco (tener patas prensiles ayuda mucho) y un gran amante del teatro, en especial de la comedia.
El Espacio-B (L-space en inglés), es una abreviación de Espacio-Biblioteca, y es la máxima expresión del concepto de Pratchett, en el cual dice que la palabra escrita tiene poderosas propiedades mágicas, y que en grandes cantidades, los libros tienen a curvar el Espacio-tiempo. Es un corolario del Aforismo El Conocimiento es Poder.
Dado que el Espacio-B conecta todas las bibliotecas, es posible llegar a una de estas a través del espacio, tiempo y multiverso. Esto significa que se puede encontrar cualquier tipo de libro escrito alguna vez (como La biblioteca de Babel), así como cualquier libro que pudiera ser escrito. Como esta es una forma de viaje interdimensional a través del tiempo, hay reglas estrictas que limitan su uso, y los Bibliotecarios del Espacio-Tiempo han desarrollado tres simples reglas para evitar el abuso al mínimo:

1- Silencio
2- Devolver el libro en la fecha indicada.
3- No interferir con la naturaleza de la causalidad.

Fuente: Bibliotecario del Mundodisco en Wikipedia.

jueves, 18 de septiembre de 2008

La preservación de libros en el Antiguo Egipto

En la novela de Laiseca "La hija de Kheops", Cetes, el mago y astrólogo del faráon, construye en secreto la biblioteca, criptoteca o papiroteca, a salvo de las inclemencias del tiempo y los ladrones.
"El mago eligió, para la excavación de su gruta secreta, un lugar enmascarado por salientes líticas y situado unos veinte codos reales por encima de las arenas [...] La intención de Cetes era construir una biblioteca entre tales rocas, llena de papiros de la Ciencia: libros de magia, alquimia, astrología, medicina. Historia egipcia y cuanta cosa se supiese del mundo hasta ese momento: por ciertas o por leyenda [...]
El mago había ya construido una parte de la galería de acceso a la gruta, cuando su discípulo-niño no aguantó más. "¿Estás construyendo tu tumba, Maestro?", dijo temblando de miedo ante la perspectiva. "¿No pensarás morirte, verdad?". A lo cual Cetes contestó con santa paciencia: "No hijito, este es un lugar de sabiduría. Algo que intento regalar a las generaciones venideras. Muchas bibliotecas serán quemadas en Egipto en los milenios que vendrán. Intento pues dejar un legado a los hombres. Procuro con esto, vencer a Seth, dios del mal y enemigo de todos los libros. Voy a llenar el hueco con papiros y luego a sellarlo como si fuese una tumba. A nadie deberás hablarle de esto, por más amigo que sea. No me traiciones; mira que confío en ti". "Jamás hablaré una palabra, Maestro. Aunque amenacen con matarme" ....
Cetes construía tan alto su biblioteca por dos razones: para dificultar su localización, y a fin de impedir la consecuencia más funesta de las tormentas que a veces estallan en el desierto: las inundaciones. Cada treinta años cae, sobre cualquier desierto, por lo menos una catarata feroz y diluvial. Previó incluso que los vientos con agua se las ingeniasen, con sus ráfagas, para penetrar al interior de la caverna deteriorando a los papiros. Si cada cien años tenemos tres tormentas, en seis milenios el lugar sufrirá ciento ochenta embates meteorológicos. Los deterioros son acumulativos, aunque estén separados por grandes lapsos, de modo que en el diseño de su criptoteca tuvo en cuenta ese detalle. La entrada, toda de piedra, naturalmente, al igual que el resto, tenía forma de nido de hornero. Cetes jamás vió un nido de éstos, pero supo inventar lo mismo que el instinto dicta al pájaro: desde la entrada tenemos una galería que se curva hacia la izquierda. De ahí arríbase al recinto central, lleno de huevos, o pichones (o libros). En esta forma la tempestad, cuando golpea con fuerza, sólo llega a mojar las paredes del túnel de acceso [...]
Trabajaba sin apuro. El tiempo de los antiguos era diferente del nuestro. Obraban eliminando las urgencias pues todos los planes eran para miles de años. En esos casos uno tiene que adoptar la lentitud y resistencia de la eternidad. A su imagen y semejanza. Uno no es eterno pero obra como si lo fuera. Para que alguien lo sea."
Laiseca, Alberto. La hija de Keops. Buenos Aires, Emecé, 19 --. p. 95-97.